Para avanzar iniciativas complejas, refine sus habilidades de negociación y evite las trampas que bloquean la colaboración
La mayoría de las personas piensan que en negociaciones siempre hay ganadores y perdedores. Cuando hablamos de negociaciones en el ámbito de la educación, nos vienen momentos de tensión a la mente, como por ejemplo resolución de conflictos entre estudiantes, o entre coordinaciones y docentes, e incluso con padres, por nombrar unos pocos. Pero… ¿le hemos dado una mala fama a la palabra negociación?
Para quienes estudian el arte de negociación, se trata de resolver problemas complejos que requieren la cooperación de otros. La negociación puede ser positiva, constructiva y generativa. Después de todo, es simplemente lo que hacés cuando no puedes alcanzar tus metas por tu cuenta. Y dado que nuestros objetivos como educadores inevitablemente requieren la cooperación de muchos otros, casi todo lo que hacemos depende de la negociación.
Pero el simple hecho de que hacemos eso día a día no significa automáticamente que somos bueno en eso. Educadores son individuos complejos, apasionados, comprometidos a hacer un trabajo que es profundamente personal. Cuando las cosas se vuelvan personales, surgen emociones que pueden afectar la cooperación.
Dos expertos en negociación – Dan Shapiro, psicólogo en la escuela de medicina de Harvard, y Rodger Fisher, previo docente de escuela de derecho de Harvard – ofrecen un método como navegar esta complexidades en su libro: Beyond Reason: Using Emotions as You Negotiate – “Más allá de la razón: usar emociones mientras estás negociando”. Ellos identificaron cinco necesidades humanas que todas las personas traen a una negociación – necesidades que buenos negociadores pueden anticipar. La próxima vez cuando estás trabajando en un proyecto ambicioso con personas o estás tratando de llegar a un acuerdo con algo, considera el impacto de estas cinco necesidades.
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Aprecio
Es más probable que las personas vayan a colaborar y cooperar cuando se sienten valorados y escuchados. Trabajo duro y dedicación se encuentran muchas veces en abundancia en un educador, pero por el contrario no siempre se siente el aprecio. Los estudiantes y padres frecuentemente no se dan cuenta de eso. Sentirse apreciado por alguien no es la misma cosa que mostrar aprecio. Líderes en educación deberían hacer un hábito de expresar aprecio. Haciendo esto, se va mejorando las relaciones de cooperación.
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Autonomía
Cada individuo necesita sentirse en control de lo que le ocurre. Mientras no todas las decisiones pueden (o deben) ser hecho a través de un consenso, educadores deben tener en cuenta cómo ciertas decisiones o acciones serán entendidos por los estudiantes y padres. Una infracción a la autonomía ayuda a explicar por qué las personas rechazan las decisiones que se les imponen, incluso cuando hubiesen adoptado esas mismas decisiones si hubieran estado involucradas desde el comienzo. Los educadores deben desarrollar procesos claros, justos y consistentes para la toma de decisiones y deben honrar la autonomía de los demás cuando sea posible.
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Afiliación
Las personas son más propensas a interactuar productivamente entre sí cuando se sienten conectadas. Nos importan las personas con afiliaciones similares. Los entrenadores lo saben bien. Cuando los jugadores individuales comienzan a verse a sí mismos como parte de un equipo, es más probable que cooperen, hagan sacrificios y se ayuden mutuamente. Los maestros pueden fortalecer la afiliación entre los estudiantes mediante la construcción activa de una comunidad de clase inclusiva, y los líderes escolares pueden establecer una afiliación entre todo el personal y los estudiantes mediante el fomento de una identidad escolar unificadora. Nuestro trabajo será más efectivo cuando las personas sientan que pertenecen y están jugando en el mismo equipo.
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Estatus
La cooperación aumenta cuando las personas sienten que se respeta su estado. Las personas tienden a ser muy conscientes de cómo se configuran las jerarquías de estado dentro de una organización. La mayoría de los profesores pueden decir cuáles de sus colegas tienen un estatus alto y cuáles tienen bajo, y lo mismo aplica para los estudiantes. Las jerarquías de estado pueden influir en la participación, lo que dificulta obtener el apoyo de aquellos que sienten que no son respetados. Los líderes educativos deben ser conscientes de la forma en cómo las jerarquías de status se están formando dentro de sus aulas y dentro de sus escuelas. Es posible que los líderes tengan que interrumpir activamente estas jerarquías para garantizar que la comunidad pueda beneficiarse de las ideas y perspectivas de cada miembro.
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Rol
El concepto de rol va mucho más allá de los títulos formales. Considere una instancia de un director entrando al aula de un maestro. ¿Qué papel asume el director: el de un jefe, un entrenador, un colega o un amigo? La percepción del maestro de este rol afectará la forma en que experimentará la situación, para bien o para mal. Y por otro lado, los líderes no siempre tienen claro el rol que le piden a los demás que jueguen. Puede haber momentos en que un director quiera que un maestro desempeñe el rol de defensor, innovador, provocador o responsable de la toma de decisiones. Los educadores deben ser conscientes de los múltiples roles que desempeñan e intencionales sobre cuál de ellos asumen -o están pidiendo a otros que asuman- en una interacción determinada.
Si bien la mayoría de nosotros apreciamos profundamente la necesidad de involucrar a otros en nuestros objetivos e iniciativas, no siempre nos vemos a nosotros mismos como negociadores. Asumir la mentalidad de un negociador, al considerar la necesidad y percepción de apreciación, autonomía, afiliación, estatus y rol de cada uno de nuestros colegas en cada interacción, puede ayudarnos a construir la cooperación y la colaboración que necesitamos para alimentar nuestro éxito colectivo.
Autor: Zachary Herrmann
Fuente: https://www.gse.harvard.edu/news/uk/18/01/all-educators-are-negotiators
Traducción: Delbert Warkentin