Recientemente estuve leyendo un apartado de la universidad de Manitoba, Canadá, sobre principios éticos aplicados a la enseñanza universitaria. El apartado lista 9 principios interesantísimos. En este artículo, me gustaría centrarme en el primer principio ético:
Competencia de contenido
Este principio –según lo describe el apartado- dice que un profesor universitario mantiene un alto nivel de conocimiento de su materia y se asegura de que el contenido programático esté actualizado, sea pertinente y apropiado al curso que el estudiante está desarrollando dentro del currículo de la carrera.
Ciertamente estoy totalmente de acuerdo con este principio. Cuando me tocó ser estudiante, viví en carne propia cada aspecto descrito anteriormente, tanto positiva como negativamente. Recuerdo que tuve profesores brillantes que no sólo conocían el contenido de su materia al dedillo, sino que iban más allá, y hacían que ese conocimiento fuese aplicable a nuestro contexto paraguayo. Tenían la particularidad de bajar ese conocimiento abstracto e ideal a tierra, a hacerlo real y tangible. Además recuerdo tristemente que hubo otros profesores que no se sabían a cabalidad ciertos contenidos de su materia, lo cual me hacía pensar a mí, el estudiante, qué tipo de profesional estaba siendo formado.
Con respecto a estar actualizado, hay ciertos principios fundamentales, elementales y eternos que no pueden ser alterados. Sin embargo, la mayor parte de lo que sabemos hoy, si cambia, ya que el mundo lo hace –cada vez con mayor velocidad- y con esos cambios, la cosmovisión también cambia. La nueva generación de estudiantes percibe el mundo de manera diferente. Entonces creo pertinente no solamente actualizar el contenido a ser enseñado, sino también actualizar la manera en que se enseña.
El último punto habla de que lo que enseñamos sea pertinente y apropiado a la gama general de conocimientos que, según el criterio de la universidad, aprobado por el MEC, tiene total relación con equiparle al estudiante de herramientas que le sean sumamente útiles a la hora de ofrecer un servicio profesional y competente.
Deseo fervientemente ser un maestro guiado por principios éticos que, al ponerlos en práctica, den gloria a Dios, sean útiles a mis estudiantes y den prestigio a nuestra universidad.