La innovación es algo que por naturaleza atrae nuestra atención; el motivo quizá tenga que ver con la capacidad que el ser humano ha recibido para crear nuevas experiencias y nuevas realidades. Siguiendo esta línea de pensamiento, se podría considerar por lo tanto, que la capacidad de innovar está en la “genética” misma de cada persona.
Efectivamente, soy un convencido de que toda persona tiene un potencial enorme y único. Así que imagínese si varias personas con el potencial innato de crear se unen en pos de un objetivo acordado… definitivamente pasarían cosas extraordinarias.
La cuestión es… si en nuestra propia naturaleza humana contamos con la capacidad innata de innovar ¿por qué nos cuesta tanto? ¿Acaso la capacidad de innovación solo está reservada para ciertas personas y ciertas regiones geográficas de nuestro mundo?
Definitivamente, la capacidad de innovar no tiene que ver con aspectos geográficos ni demográficos, pero sí existen aspectos claves que generan un “ambiente propicio” para desplegar nuestro potencial. Le comparto dos de las más importantes:
#1: ACTITUD
La actitud podría considerarse como aquella determinada manera de ser o comportarse ante el escenario que tenemos enfrente. En el contexto de los negocios, cuando la actitud está viciada con “toxinas” en la manera de ser o comportarse, se generan barreras para la innovación. La buena noticia es que podemos eliminar estas toxinas si trabajamos intencionalmente en:
- No temer al fracaso: es impresionante la barrera que creamos cuando nos preocupa “el qué dirán si no resulta” y por esa razón no avanzamos. Esto no es hacer una apología del fracaso, sino más bien un llamado a dejar de crear nuestro propio miedo por importarnos más evitar las críticas, la desaprobación e incluso la burla de otros, que atrevernos a asumir riesgos y responsabilidad por nuestras decisiones. Es clave dejar de temer al fracaso, pues si algo no resulta, la conclusión no debe ser “fracasé”, sino más bien, “debo cambiar la fórmula y volver a intentarlo”.
- Salir del conformismo: la cuestión aquí es dejar de ser haraganes mentales, emocionales y laborales. Sentarse a esperar que las cosas sucedan es un engaño. Nuestra socio-cultura lastimosamente está muy influenciada por una mentalidad de “suerte ocasional”, pero “la suerte” llega cuando nos encuentra trabajando.
- Quemar el orgullo: no hay barrera más complicada para la innovación que la actitud de creer que “somos intocables” o que “ya sabemos todo”. La innovación demanda personas que a pesar de estar en la cima, tengan la suficiente humildad para no dormirse en los laureles ni dejarse distraer por los elogios del momento.
- Erradicar el plagio: sin dudas el benchmarking es una técnica que aporta mucha información, pero es muy distinto a clonar dicha información para presentarla como innovación. La genuina actitud innovadora siempre respeta la ética de la propiedad intelectual, y en el largo plazo, respetar este código, marca la diferencia.
#2: METODOLOGÍA
Para lograr sostenibilidad en la innovación de nuestros negocios, es preciso contar con un método para lograrlo. No es recomendable andar improvisando todo el tiempo, porque esto genera costos innecesarios, en términos de recursos financieros y no financieros, erosionando de tal forma la capacidad competitiva que podemos alcanzar.
Para ello, es clave que, sea un emprendimiento reciente o una empresa con presencia ya establecida en el mercado, el liderazgo asuma, inculque e implemente una cultura de innovación basada en una metodología clara y consistente con su respectivo modelo de negocio.
Hoy en día, gracias a la socialización de la información y el conocimiento, es sumamente fácil indagar diferentes opciones metodológicas respecto a la innovación. Se pueden hallar métodos como: Co-creación de valor, Design Thinking, Open Innovation, Forth Innovation Method, Deep-dive, Innovación Disruptiva, Lean Thinking Intraemprendimiento, Lean Start Up, Estrategia del Océano Azul, Scenario planning, Teoría para Resolver Problemas de Inventiva (TRIZ), entre otros.
Como se puede ver hay una infinidad de opciones, de hecho todas tienen suma riqueza. La cuestión central será encontrar un modelo que se adecue más efectivamente a nuestro rubro, mercado y modelo de negocio, para luego estudiarlo, socializarlo, aplicarlo y consolidarlo progresivamente al interior de nuestra entidad.
Para concluir, comparto un pensamiento fantástico, que sería aún más extraordinario si lo materializamos:
“Ser innovador no es tener una idea y buscar vivir de ella en el futuro, sino tener una actitud que te permita tener esas ideas constantemente. Innovar no es un momento […] es una mentalidad, un estado de ánimo, un reto constante” (Enrique Dans)[1]
[1] Dr. Enrique Dans – Profesor de Innovación en IE Business School – www.enriquedans.com“Hagamos de la innovación, la estrategia central en los modelos de negocios, con la actitud y la metodología correcta”