Golpeé varias puertas, ninguna se abrió. Quería estudiar economía e irónicamente por motivos
económicos no pude. Empecé trabajando a los 17 años en el mercado de San Lorenzo, una
experiencia en la cual aprendí bastante y por la cual estoy agradecido. Eso me daba cierta
solvencia económica, pero no lo suficiente para estudiar lo que me interesaba. En mis
oraciones siempre preguntaba a Dios “¿por qué?”. A pesar de mi incertidumbre, decidí hacerlo
todo de la mejor manera.
Logré enterarme de las becas que ofrecía la UEP Gutenberg, decidí aplicar y esperar una
oportunidad. La respuesta se hizo esperar, pero una vez obtenida la beca, todo empezó a fluir.
Tenía una beca académica /servicio. Pasé innumerables horas y días sirviendo en la
universidad, y siempre intentaba hacerlo todo con excelencia, por más pequeño que fuese.
Opté por la carrera de Licenciatura en lengua inglesa con énfasis en educación. No estaba
interesado en ser docente, solo quería aprender el idioma. Sin embargo, esta decisión me
ayudó a descubrir mi vocación. En la UEP no solamente me formaron como profesional,
también como persona. No solo me brindaban objetivos a cumplir, sino también una visión.
“Agentes de cambio”, una frase que marcó mi vida. Gracias a la UEP, se fueron abriendo
puertas que nunca imaginé que se abrirían. Tal fue así, que a los 18 años empecé a ejercer la
docencia, mientras cursaba el segundo año de mi carrera. Ahí todo cambió, descubrí que la
educación es lo que me apasiona y también es el lugar donde puedo ser un agente de cambio
para mi comunidad y mi país.
Empecé en lo poco. Cada oportunidad que tenía en la universidad o en el trabajo, lo hacía lo
mejor que podía. No niego que hubo momentos de sudor y lágrimas, de desmotivación y
estrés. Hubo momentos en donde abandonar parecía ser la mejor opción. Perseveré. Confié en
el proceso. Y hoy puedo decir que todo valió la pena.
Al mirar atrás puedo ver que cada experiencia, cada persona, cada momento fue fundamental
para mi desarrollo humano. Fueron pequeños granos de arena que me trajeron a donde estoy.
Haber optado por estudiar en la UEP – Gutenberg fue sin dudas una de las mejores decisiones
que he tomado. No es una simple universidad más, es una familia.
Hoy te escribo desde la Universidad de Oxford, en la cual estoy cursando una maestría en
educación. Estar aquí es algo que no imaginaba ni en mis sueños más salvajes. Por más que
parezca un mérito bastante personal, puedo decir que gran parte de este logro también son
aquellos profesores, líderes, secretarios, compañeros y cada persona de la UEP que confío en
mí e invirtió en mi vida.
También ahora entiendo por qué Dios cerró ciertas puertas en su momento. Hoy entiendo que
todo es parte de un propósito más grande. Hoy valoro cada momento en el cual invertí alma,
corazón y cuerpo en las pequeñas cosas, por más insignificante que pareciese. Para poder
hacer grandes cosas, primero hay que hacer las pequeñas con excelencia.
“El que es fiel en lo poco, también será fiel en lo mucho; y el que no es fiel en lo poco, tampoco
lo será en lo mucho”. Lucas 16:10-13