A lo largo de todo el curso de la historia de la humanidad, el mundo ha sido testigo de que desde sus inicios existieron acontecimientos que podemos catalogar de “irregular”, que de alguna manera inquieta por lo menos a un individuo, y lo incentiva a generar un cambio. Muchos casos promocionados son de dominio público; otros permanecen en el anonimato. Pero en ambos la irregularidad sigue siendo la misma como así también los agentes inquietos que nunca se dejan vencer.
¿Cómo reacciono ante una irregularidad? ¿Me inquieta? ¿Sigo mi curso normal?
Un pastor activista logró encaminar el proceso a la terminación de la discriminación racial a través de medios no violentos. Su inquietud lo llevó a ser condecorado con el Premio Nobel de la Paz en el año 1.964.
Una joven adolescente en Carolina del Norte, también Estados Unidos, sentía pena por los niños abandonados por sus padres, huérfanos y en situación de calle. A 10 días antes de casarse, decide cancelar la boda y abordar una travesía al otro lado del océano que la llevó a ser considerada la “madre del Nilo”, logró en Egipto uno de los orfanatos más importantes del siglo pasado.
Uno de los personajes cuya historia más me apasiona, es la de un matemático y economista italiano que en la Venecia del siglo XV, cuando afloraba el comercio en sus puertos, veía que a medida que crecían las transacciones mercantiles, igualmente crecía la evasión al fisco, irregularidad muy común también en nuestros días. Pero inquieto él, ideó un sistema de registro contable, con su principio llamado de partida doble, logrando con gran peso de fuerza de ley que trascendiendo los tiempos siga vigente, y sea aplicada hoy nada más y nada menos a una ciencia que tal vez conozcas: la Contabilidad; asegura el control y la maximización de recursos para cada entidad pero así también el correcto prorrateo que corresponde acreditar al Gobierno. Logró instalar en la sociedad una técnica de registro, logró un mayor control de los movimientos comerciales, logró aumentar las recaudaciones del estado. Su inquietud lo llevó a tal travesía.
¿Irregularidades existen hoy? Claro que sí, Pareciera ser que el tabú reinante, que afirma que una persona jamás podría ser un agente de cambio, impulsa cada día a que nuevos héroes en potencia, capaces de cambiar el curso de la historia de un país, se vean desmotivados, asegurando que el alcance de obra de bien de cualquier idea que aporte a denunciar todo acto contrario a los valores éticos, resulte insignificante. Permitiendo así que solamente esas grandes ideas se conviertan en simples buenas intenciones.
Sin embargo, a lo largo de la historia emergieron personajes que lograron romper todo paradigma, y convirtieron sus ideas en grandes aportes que obtuvieron resultados hasta tal vez impensados, pero que supieron ayudar a recordar a la sociedad la moral que se había perdido.
Comencemos por lo que está a nuestro alcance:
- Pidiendo el boleto al conductor.
- Solicitando factura al realizar una compra.
- No tirando las basuras en las calles.
- No siendo participes de actos que generen algún tipo de corrupción.
- Capacitándome y aplicando lo aprendido, ayudando así a ser el ciudadano que mi país necesita.
Por cierto, olvidaba contarte sus nombres, de los inquietos que no se dejan llevar por la corriente irregular; pero pensándolo bien, eso es irrelevante, pues lo más trascendente es divulgar sus hechos, impulsos, motivos, principios, valores, los mismos que vos y yo tenemos.
Nuestros hechos quedarán plasmados en la historia de la humanidad, que sean divulgados o no, no lo hace más o menos importante. ¡La verdadera importancia radica en que lo hagamos!