Visita al Pabellón Libertad de la penitenciaría Tacumbú
La Penitenciaría Nacional Tacumbú ha sido víctima de diversas especulaciones y noticias expedidas por medios de comunicación, relatando una “realidad” a la que muchos paraguayos temen experimentar. ¿Alguna vez, usted se ha tomado el tiempo de observar la serie de Netflix “Inside The World’s Toughest Prisons”? En uno de los episodios, el propio periodista británico, Raphael Rowe, describe al Tacumbú como un “infierno” y sugiere una total demolición del lugar después de haber experimentada la realidad carcelaria paraguaya en carne propia durante algunos días.
Así como todo recóndito y pulcro recinto posee cierta corrosión en su interior, por más oculto que fuere, puedo atreverme a mencionar que la cárcel no se encuentra muy alejado de este concepto. Una creciente curiosidad me impulsó a aceptar la propuesta de conocer bajo las circunstancias correctas esta realidad carcelaria, un caluroso domingo del cinco de septiembre. Quería apreciar con mis propios ojos qué se encontraba detrás de estos gigantes muros de hormigón y sacarme una conclusión personal acerca de lo que las farándulas tintan de negro. No obstante, mi mentalidad, como seguramente la de mis compañeros, fue afectada con cierto temor inicial que no se convirtió más allá que positiva experiencia en resultado final. El nerviosismo, puede decirse, que fue convertido en esperanza, y también, confianza, hacia todos esos hombres que nos trataron, recibieron, y guiaron con distinguido respeto. Nombrándonos los siete valientes, afirmo que todos aprendimos más de ellos, que ellos de nosotros. Quedé gratamente sorprendida por la pulcritud del Pabellón Libertad, de su templo, de sus congregantes, del talento que todos y cada uno de los reclusos tienen, y como todos han sido capaces de rehacer una vida encerrados bajo fundamentos relacionados a la fe. Hay personas, incluso aquí afuera, que no son dueños de esa perseverancia y disciplina. Consiguieron una segunda oportunidad de establecer nuevos cimientos en su vida y aceptar a Cristo como su salvador. De tener un corazón arrepentido y humillado al Señor, y creo, firmemente, que Él escucha cada una de sus peticiones y plegarias. Y les da, cada pizca de lo que necesiten dentro de las circunstancias que los rodean.
Salmos 107:14 nos menciona: “los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte y rompió sus ataduras”. El trabajo de los capellanes fomenta a que la obra del Señor siga expandiéndose incluso dentro de los lugares más abandonados espiritualmente hablando, y donde la desolación encuentra su morada; y así como dice la palabra, todo aquel que se mantenga firme hasta el fin será salvo. Han otorgado un rayo de luz a un túnel oscuro. Un motivo de crecer, persistir, y enseñar. De conocer.
Escrito por Karen Mora, primer año de Empresariales
Sin duda visitar la Penitenciaria Nacional Tacumbú fue una de las Experiencias más hermosas en mi vida hasta hoy. Ver todo lo que hay ahí adentro fue como si hubiera visto algo inesperado a lo que yo me lo imaginaba. Antes de entrar a ese lugar tenía un miedo terrible con ganas de no entrar por las cosas que uno escucha de ese lugar “ La Cárcel” como normalmente lo describen un lugar feo y sin color.
Al entrar a ese lugar y ver a esas personas tuve que pensar de una manera muy distinta; al ver tanto color en unas cuatro paredes me llené de mucha esperanza y motivación al ver como ellos buscaban a Dios a pesar de las circunstancias que están pasando. Todo eso fue algo muy admirable. Las personas que están encargadas de levantar y guiar a los del Pabellón Libertad son unas personas muy valientes y con mucha fe en Dios. El Pabellón Libertad es un lugar con muchísimo talento y disciplina.
Al estar en ese lugar Dios cambió por completo mi manera de pensar y de ver las cosas. Estar ahí me hizo devolver la esperanza de luchar contra todo lo que venga porque Dios esta conmigo en todo tiempo y en todo lugar sin importar las circunstancias ni mis pecados. Nada se compara con el amor y la misericordia de Cristo.
Fue un día de mucho aprendizaje. ¡Qué maravilloso es cuando Dios obra a través de sus siervos!
Escrito por Karen Gibbons, primer año de Empresariales
Empezando a analizar la experiencia de visitar al Tacumbú, después de que había confirmado mi asistencia, no lo niego, tuve miedo. Miedo de que se presente casos en los que estábamos acostumbrados a escuchar de esos lugares y más por ser mujer.
Pero todo cambió, al estar ahí dentro.
-«Amete amano ko’ape» fueron algunas palabras de un ex recluso contando su historia de cómo Dios le rescató de ese foso tanto física, como espiritualmente y el «Dios me quería aquí para algo» cobró muchísimo sentido. Ahora ese ex recluso es un fiel servidor de Dios y presto a la obra dentro del penal. ¡Qué calidad de personas, capaces de servir con el corazón valiente!
Si hablamos del PABELLÓN LIBERTAD, como su nombre lo dice, «Libertad» es un sector rescatador con esperanza de sentir esa libertad espiritual, que hace cambiar tu forma de pensar y llenarte de gozo en medio de las dificultades. Este pabellón es increíblemente impactante, puedo decir que los reclusos de Libertad están preparados para el mundo exterior, trabajadores, profesionales, disciplinados, etc. Fueron armas que forjaron a estas personas y el acercamiento a Dios que los hizo ir cambiando de manera estupenda.
No conocía nada de este sector, ni sabía que había un lugar dentro del Tacumbú que te acercaba al cielo en medio del caos: «El Pabellón Libertad».
No me arrepiento en lo absoluto de pisar ese lugar, conocer más de cerca y hacer un mini tour que hizo posible evidenciar qué y cómo de Dios obró en este lugar.
-«Si esto se llega a cerrar, sería un caos total» fueron algunas palabras de un siervo, a lo que voy diciendo en mi mente «Si Dios fue quién lo abrió, no hay nadie quien lo pueda cerrar» mientras tanto, a trabajar en la obra, hasta que Dios diga, basta. «Buen siervo y fiel; sobre poco ha sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor» Mateo 25: 21 (RV)
Me viene a la mente la parte de una canción en donde dice «Si elegiste ser un siervo, yo también»
Jesús bajó como siervo y sirvió en todo momento y veo que esas personas ahí adentro, eligen ser siervos que se asemejan a Jesús y a eso apuntamos también nosotros.
Salí con el corazón alegre, queriendo contarle ya a mi familia acerca de la experiencia. Fue de gran bendición.
Dios siga bendiciendo el Pabellón Libertad y vaya tocando más corazones.
Escrito por Diana Martínez, primer año de Empresariales
La verdad es que sería demasiado complicado para mí, explicar todo lo que significó el haber tenido la oportunidad de estar en ese lugar, porque sin duda alguna es una experiencia que te hace recobrar el valor a la humanidad, también te invita a pensar que a pesar de todo lo que pudiera estar ocurriendo hoy en día alrededor del mundo. No todo está perdido aunque así lo parezca.
Sin duda alguna te enseña a valorar lo que tienes por más poco que sea. No puedo olvidar cuando un hombre me pidió una Biblia, siendo que lo normal sería pedir dinero o comida, solo es una muestra más de nuestra infinita necesidad por nuestro creador, por ese ser que siempre está ahí para nosotros dándonos infinitas oportunidades y esto es demostrado a través de estas personas.
Simplemente es Increíble.
Gracias Dios, Thanks God, Danke Gott.
Escrito Gabriel Portillo, primer año de Empresariales.